El CDM y El Ahorcado

Tuesday, June 27, 2006

13.
Casa, chimenea, túnel, ruidos y huidas.

Prefasi y Javi llegaron al lugar donde el día anterior se habían hecho un completo lío. Cualquiera diría que justo a principios de año se iba a organizar aquel lío en Cartagena. Entraron al callejón, vieron que la puerta de la casa estaba cerrada y decidieron buscar la entrada a través del pasadizo del callejón. Cuando lograron encontrarla, entraron. Eran aproximadamente las seis de la mañana de un día cualquiera en mitad de enero. La casa estaba vacía. Prefasi se dirigió a la chimenea. Allí no vio ningún agujero. Javi se dirigió hacia él y pegó un empujón, y luego al fondo. El fondo de la chimenea se apartó a un lado. Tras el fondo, una pared negra. Un doble fondo. Prefasi empujó el doble fondo de la chimenea. No pasó nada. Miró arriba, a los lados y abajo. En el suelo vio una trampilla pequeña. Tenía exactamente el espacio para que cupiese una persona. En esto oyeron voces.
—Te digo que esta hora es la más apropiada.
—No estoy tan seguro. ¿Y si el tipejo está dentro?
Se oyó derribarse la puerta de entrada. Rápidamente, Javi y Prefasi cerraron el doble fondo y escucharon las voces. Javi las reconoció al instante. Felipe, Balanza y Alfonso. Sus tres viejos amigos.
—La trampilla está bajo el sofá— dijo Felipe—. Se lo oí decir a unos de esos imbéciles de Maristas.
—Qué tontos— se rió Balanza—. Si el imbécil de Javi nos estuviera viendo ahora se tiraría encima de nosotros con el gordo asqueroso ese del Castillos o como se llame, gritando esa de: “¡Demoooniosssss!"— y se rió de nuevo.
Javi se enfureció. Prefasi no fue menos. Recordó el mito del Ahorcado. Y dio tres golpes en la pared de doble fondo.
—¿Qué ha sido eso?— preguntó Felipe.
Se callaron todos. En la casa había ahora un silencio absoluto. Javi volvió a golpear la pared de doble fondo.
—¿QUIÉN ES? ¿QUIÉN SE ATREVE A MOLESTAR AL CFT? ¡COMO LE META UN VIAJE SE VA A ENTERAR!— se envalentonó Felipe, como de costumbre. De la nada surgieron tres nuevos golpes, más fuertes que los anteriores.
—Viene de la chimenea— apuntó Alfonso. Se asomaron a la chimenea, pero no vieron a nadie.
—Están al lado de la chimenea— murmuró Prefasi—. Si descubren el doble fondo, andamos listos.
—Damos tres golpes y nos vamos por la salida secreta— le contestó Javi, con idéntico tono de voz. Y levantando el pie, sacudió un patadón con toda la planta en el doble fondo. ¡PLAF! Los de fuera se alarmaron. Pero con la patada, el doble fondo empezó a abrirse.
—Vámonos, ¡deprisa!— exclamó Javi, saltando al agujero, seguido de Prefasi. El doble fondo quedó abierto.
—Pero si aquí no hay nadie— dijo Felipe, asombrado, asomándose.
—Muy listos— le espetó el Balanza—. Mira ese agujero.
Javi y Prefasi corrían por el túnel. Los perseguían, no cabía duda.
—Oye, Javi— le preguntó Prefasi, jadeante—. ¿No le viste la cara al Ahorcado?
—¿Cuando me detuvieron? No... sé... que se quitó la máscara... pero estaba conmocionado por el golpe que me dieron. No me di cuenta...
—Vaya por Dios.
El túnel se bifurcó. Javi disparó un dardo somnífero por el túnel de la izquierda y se fueron por el de la derecha. Sus perseguidores picaron en el truco y se fueron por la izquierda. Javi y Prefasi seguían corriendo. El túnel ahora se estrechaba y bajaba. Cuando la bajada terminó, se encontraron en una habitación amplia, circular. Y dentro, un hombre con una máscara.
—Hola— dijo, con un tono de voz triunfante—. Sabía que llegaríais.

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