El CDM y El Ahorcado

Tuesday, June 27, 2006

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Nuevos y antiguos comandos.

Sucedió muy rápido. En menos que cantaba un gallo se formaron grupos que quedaron con varias personas cada uno. Uno lo formaron Palacios, Juan, David y Pedreño; otro, Prefasi, Lucas, Sergio y Pally; otro formado por Pedro Rubio, Raúl, Dani, Jorge y Javi.
Los nuevos comandos del CDM estaban preparados, pero el grupo formado por Felipe planeaba una ofensiva aquel jueves por la tarde, día muy lluvioso por aquello de la gota fría.
—Bien— decía Felipe, con su grupo reunido—. El asalto lo llevaremos a cabo con una organización cuidadosamente diseñada por mí.
—¿Y esto es...?— preguntaba Joaquín, convencido de que se arrepentirían de atacarles.
—¡Callaos!— bramó Felipe, con voz de mando y de general del Ejército de Tierra—. Aquí se hace lo que yo mande, ¿está claro? Iremos organizados a Cartagena, buscamos el local nuevo y le prendemos fuego.
—Tú estás muy mal con eso del fuego— Joaquín movió la cabeza.
—¿Y cómo es organizados, exactamente?— preguntó Alfonso.
—Todos en tropel y a lo bestia— contestó Felipe.
—Sin jefe de operaciones no hacemos nada— decía Antonio—. Esto va a ser un desastre, los niños pijos esos seguro que están más organizados que nosotros.

El CDM ultimaba detalles en su local principal, abierto justo delante del Conservatorio Profesional de Música.
—Esto es magnífico— decía Javi, viendo las instalaciones hechas—. Sala de control, sala de informática, ¡radares! Esto parece una central de la Guardia Civil.
—Supervisados en persona por el Ministro de Interior— dijo Lucas—. Más una sala de conciertos con piano de cola para dar conciertos.
—¿Un piano? ¿Tú sabes lo que puede costarte eso?— preguntó Javi.
—Perfectamente...
—¿Eres pianista?
—Sí... tuve un profesor... Santiago...— recordó Lucas.
—Justamente el mismo que me da clase a mí— exclamó Javi.
En ese instante entraron Juan Salas y Palacios.
—Vaya habitacioncita— empezó Juan—. Es psicodélico.
—Tú sí que eres psicodélico— contestó Pally, entrando justo después.
—¡Y VOSOTROS SOIS UNOS SUBNORMALES!— una voz se oyó fuera. Poco después, la puerta principal salía volando hacia dentro del local.

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